viernes, 2 de abril de 2010

Adiós Ciudad

En la inmensidad e la obscuridad dejo de respirar. El miedo lo invadió y por última vez contemplo ese triste y odioso paisaje que a pesar de todo lo iba a extrañar. 
La gran avenida llena de vieculos que contaminan sin parar; los inmensos mueros llenos de quejas, arte  y tirsteza; y esa fábrica que nos provee de lúz para no ver, para creer algo que no es.

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